viernes, 21 de marzo de 2008

La lección del chiqui-chiqui: manual de guerrilla audiovisual

Que una empresa tenga que cambiar sus planes, de un dia para otro, obligada por un movimiento imprevisto de la competencia, es una circunstancia muy común. El público no suele enterarse porque estos terremotos se ventilan en la intimidad de los consejos de administración. Como mucho algún analista dedica unas lineas al tema en la sección de economia de los diarios. Casi nadie lee estas páginas que incluso suelen ser de color distinto a las páginas de las notícias "de verdad".
Lo que ya no es tan común es que uno de estos cambios de rumbo tenga lugar a la vista del público en general y en tiempo real. Millones de espectadores pudieron contemplar en vivo y en directo cómo TVE se veia obligada a comerse con patatas fritas la broma de La Sexta y Buenafuente. Durante la Gala titulada "Salvemos Eurovisión" (el título habla por si solo) vimos a Rafaella Carrá pasar, en menos de dos horas, de las descalificaciones a la celebración y los parabienes. Al final, presentadora, resto de concursantes y jurado (con la coherente excepción de Uribarri) hicieron de ballet para Rodolfo Chiquilicuatre. El logo de TVE sobre el plano final resultaba tan exótico como si una patrulla de soldados japoneses levantase - ella misma y no los Marines- la bandera americana sobre Iwo-Jima. A las pocas horas, directivos de TVE declaran: "el Chiqui-chiquie es nuestro representante y va a recibir todo nuestro apoyo". A eso se le llama declaración de rendición en cualquier tratado de arte militar.



Más allá de esta anécdota concreta, cuyo recorrido terminará en Belgrado dentro de unas semanas, me pregunto si no podriamos extraer del affaire Chiqui-chiqui otras lecciones de mayor calado.

La gente del audiviosual andamos algo revueltos. El ejemplo de los guionistas americanos ha tenido su correlato en la Asamblea convocada por ALMA hace un par de meses. Tambien los realizadores, actores, técnicos... andan organizándose. Por supuesto queremos todos unas mejores condiciones de trabajo. Y más dinero, claro. Pero lo que más nos gustaria -creo que hasta estariamos dispuestos a pagar por ello - es darles una patada en el culo a unos cuantos cientos de ejecutivos de las cadenas y productoras, a la legión de indocumentados que cada dia empeoran nuestro trabajo con sus "sugerencias" de obligado cumplimiento. En otras palabras: a tomar el control total de la industria. Sugiero la lectura de un magnífico post reciente del compañero Hastiado.

El problema no es ya que nos paguen poco: es que nos obligan a producir mucha mierda. Vaya, al final me salió la vena bolchevique. Decia el Che Guevara que hacian falta no uno, sino dos, tres, mil Viet-nams. Yo digo: "No uno, sino dos, tres, mil Chiqui-chiquis". Lo que os propongo, compañeros, es que nos calentemos la cabeza para idear nuevas formas de boicot creativo que haga frente a la miseria de programación general. Se me ocurre, por ejemplo, que podriamos infiltrar comandos nuestros en los programas de testimonios. Y allí contar una historia tan cojonuda que la cadena se viese obligada a convertirla en serie (en la que por supuesto trabajariamos). Algo asi como un pitching sin intermediarios, trabajando directamente sobre la reaccion del público. Y lo mismo en los reality-shows: Gran Hermano, por ejemplo, usa, junto a los concursantes reales, actores instruidos por sus guionistas. Pues bien, intentémos meter en los castings a nuestros propios agentes-concursantes y que sigan el guión que desde la clandestinidad les iriamos escribiendo. Hacer lo mismo en los programas con público en plató, con llamadas en directo, en los concursos... la Resistencia Audiovisual debe infiltrase allá donde pueda para intentar "liberar" los programas desde dentro y hacer trizas los planes de los ejecutivos.

Programa a programa, eligiendo y planeando cuidadosamente los golpes, podriamos hacernos con el control total de los contenidos. Utópico, lo se... pero más chungo fué tomar el Palacio de Invierno y se tomó. Asi que, compañeros, os llamo a la accion directa y revolucionaria. Se admiten ideas. Para levantar la moral, os adjunto la foto de un compañero, junto a su arma, a punto de entrar en acción :

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