domingo, 24 de febrero de 2008

Canon digital, si. Pero ... ¿Ravel o Verdi?

Uno de los temas estrella de la campaña electoral está siendo el Canon Digital que el PSOE y la mayoria de los artistas quieren conservar, pero que el PP quiere abolir. Argumentos de peso los hay por ambas partes. Pero hasta ahora, que yo sepa, no se ha puesto en debate la cuestion fundamental: el cómo y el para qué.

Para explicar mejor lo que me ronda por la cabeza, me gustaria explicar un par de viejas historias sobre propiedad intelectual y herencias. La primera la del compositor francés Maurice Ravel.



Maurice Ravel fué autor, entre otras muchas obras, del archifamoso Bolero, compuesto en 1928. El Bolero de Ravel ocupó hasta 1993 el nº 1 en el ranking de la SACEM, el equivalente francés de la SGAE. Y todavia sigue generando unos royalties altísimos.

Pues bien, ni una sola persona apellidada Ravel ve hoy un sólo euro de esta fortuna. A la muerte del compositor quedó como heredero universal su hermano Édouard, quien prometió que, a su muerte, el 80% de los ingresos se donarian a la ciudad de Paris. Con este dinero se instituiria un premio para compositores, una especie de Nobel de la Musica. Los demás familiares estuvieron de acuerdo con esta propuesta.

Desgraciadamente, Édouard Ravel sufrió, veinte años después de la muerte de Maurice, un grave accidente de tráfico que le dejó graves secuelas. Para atenderle contrató los servicios como enfermera de Jeanne Taverne. El marido de esta, Alexandre, antiguo minero y barbero, pasó a ejercer como chófer de la familia Ravel.

Poco antes de morir Édouard Ravel cambia su testamento y concede todos los derechos del Bolero al matrimonio Taverne. En el pleito con los otros familiares, los Taverne se asocian con un avispado abogado y dirigente de la SACEM, Jean-Jaques Lemoine. El tándem Taverne-Lemoine, gana el pleito y además consiguen del estado francés la ampliación de la vigencia de los derechos... para no alargarme demasiado: los derechos del Bolero de Ravel los gestiona hoy una sociedad con sede en las Islas Vírgenes, participada por el tal Lemoine y la hija de los Taverne, Georgette.

En resumen, cualquier dinero que paguemos por adquirir un CD del Bolero de Ravel, irá a los bolsillos - y en un paraiso fiscal- de una gente que ni siquiera conoció en persona al compositor. Veamos ahora el caso Verdi.



Giuseppe Verdi dejó también una considerable fortuna de la que fué beneficiaria su prima Maria. Pero Verdi desgajó del montante principal una gran cantidad de pequeños legados para obras de beneficencia. Y además otorgó sumas considerables para la época a todos sus sirvientes y a muchos campesinos pobres de su pueblo natal. El testamento puede consultarse en castellano. Su lectura, no muy larga, vale la pena.

Pero lo más significativo de esta herencia es que su prima Maria sólo recibe el dinero existente en ese momento, lo que hay "en caja". Pero la explotacion de los derechos, es decir los ingresos futuros, tienen otro destino: la Casa de los Músicos de Milán.

Giuseppe Verdi mandó contruir este magnífico edificio en cuya capilla está enterrado. En la Casa de los Músicos de Milán viven hoy instrumentistas, cantantes, empleados de la Scala... todos ellos artistas jubilados con pocos recursos. El ambiente no es por tanto el de otro asilo más. Es mucho menos triste. Mejor dicho: nada triste. En Youtube he encontrado el fragmento de un reportaje de 1941.



Verdi siempre dijo que la obra suya de la que se sentia más orgulloso era esta Casa dei Musicisti. Pero no entendía esta fundación como una obra de beneficiencia. Verdi siempre consideró que él nunca habria sido nadie sólo con sus partituras. Si se convirtió en un mito fué gracias a tantos músicos, cantantes, tramoyistas o taquilleras como colaboraron con él. Tan sólo les estaba devolviendo su parte, justamente ganada.

¡Que paradoja!. En el caso Ravel, unos buitres han conseguido una ampliacion de la vigencia de derechos. En el caso Verdi si éstos no hubiesen caducado ya, esta admirable fundación, refugio de músicos viejos y pobres, seria la mas rica de Italia.

Así que Canon Digital si, pero no para ampliar las piscinas de las casas que ya tienen en Miami los artistas de éxito. Por eso no voy a enarbolar ninguna pancarta. Tengo otros problemas más acuciantes. Pero sí firmaria porque este Canon sirviese, por ejemplo, para mejorar las jubilaciones de los muchos creadores que, en oficios tan precarios como el nuestro, lo van a tener dificil para completar los años mínimos de cotización. ¿Ravel o Verdi? ¿Qué modelo os gusta más?

domingo, 17 de febrero de 2008

Mas claro imposible...

"Parlem clar" es una frase hecha valenciana que significa "Hablemos claro". Es también el título de un programa de ¿debate? que se emite en Canal 9, la TV pública en la que los valencianos enterramos cada año millones de euros. Muchos millones.

Aunque no he ido corriendo a verificarlo en el diccionario, creo recordar que debate significa una conversación en la que diversas personas aportan argumentos a favor o en contra de un determiado tema. Así que viendo este video podriamos llegar a la conclusión de que la persona que nos habla es uno de los participantes en el debate. Y que es, concretamente, alguna portavoz autorizada del Partido Popular:



Pues no, no es la representante del PP sino la periodista Manu Rios, la conductora (y por tanto encargada de garantizar la imparcialidad) del programa. (Desde aqui un saludo y un beso, Manu, porque te aprecio y nos hemos llevado bien cuando hemos trabajado juntos.) Si esta es la introduccion al debate que vendrá despues... ¿es que queda algo ya por debatir? ¿Es una tertulia o la victoria del Bien sobre el Mal?

Si a alguien le quedaba alguna duda de la manipulación partidista sistematica que se ejerce en la Televisión Valenciana ya puede ir frotandose los ojos y volviendo a la realidad. Esto es, hablando claro, lo que hay. Mas claro imposible.

sábado, 16 de febrero de 2008

Martini il valenciano: los problemas del cine biográfico


Hace unos dias se estrenó en una gala especial, o sea llena de autoridades en precampaña, la película Martini il valenciano. Hace un par de noches se emitió en prime time en Canal 9. Martini il Valenciano cuenta la vida de Vicent Martí i Soler, un músico nacido en Valencia en el S. XVIII, pero que desarrolló toda su carrera entre Viena y San Petersburgo.

Martini fué - y sigue siendo - un desconocido en Valencia. Pero su obra fué muy apreciada, además de por el público europeo, por los grandes músicos de la época, como el que fué buen amigo suyo Mozart. La película pretende poner fin a ese olvido y reivindicar la figura de un paisano ilustre.

Pero el público valenciano no parece etusiasmado. En el estreno en sala (y pese a la claque que sigue al Presidente Camps a todas partes) la acogida fué bastante fria. Y en el posterior pase en Canal 9 la audiencia apenas remontó el 7%. ¿Somos insensibles a nuestras glorias locales? En absoluto, los valencianos somos muy dados al culto a la personalidad. Y más tratándose de un músico, porque en Valencia ha pasado más gente por el Conservatorio que vascos por el Seminario, que ya es decir. Yo creo que el problema, más allá de los aciertos o errores de este film en concreto, está en otra parte.

En una master-class del guionista Jorge Goldenberg a la que asistí hace unos meses, cuando debatíamos cuales son los elementos que permiten armar una historia y unos personajes con fuerza, Jorge nos invitó a meditar esta cuestión: ¿Por que entre las grandes obras del cine no hay ni una sola película biográfica? Y es cierto, como mucho hay peliculas de factura correcta, incluso de visión agradable. Pero nunca gran cine.

La pelicula biográfica, especialmente cuando lo que ha puesto en marcha el proyecto es un afan reivindicativo, identitario o simplemente chauvinista suele acabar en fiasco. La "oportunidad política" no es suficiente para imponerse sobre una consideración de sentido común: La relevancia artistica, científica o cívica de un personaje no es directamente canjeable por puntos de atractivo dramático.

Voy a poner un ejemplo: Cuando Alfred Nobel inventó la dinamita salvó la vida de muchisimos trabajadores de obras públicas que hasta entonces morian a puñados manipulando nitroglicerina. La nitroglicerina era tan sensible a una pequeña sacudida que casi bastaba toser con fuerza cerca de ella para provocar una explosión. Si a eso añadimos la labor posterior de la Fundación Nobel... es indudable que el químico sueco ha sido una figura de importancia mundial. Pero su vida fué una de las mas aburridas que podamos imaginar.

En cambio la peripecia de dos pobres diablos que reciben el encargo de transportar una carga de nitroglicerina en su renqueante camión, a traves de unas retorcidas carreteras de montaña nos deja clavados frente a la pantalla. Este es el argumento de El salario del miedo de G. Clouzot. Desde las primeras secuencias hasta el final aguantamos con el culo apretado temiéndonos la gran explosión. Las dos historias parten de la relación hombre-explosivo. Pero una es una historia interesantísma y la otra un tostón.

Películas en las que gente insignificante vive peripecias cotidianas pueden resultar fascinantes si la construcción dramática es habilidosa. Pero la pelicula biográfica al uso tiene que pagar demasiados peajes que no sólo no ayudan sino que dificultan esta armazón narrativa. Hay demasiados elementos lineales y previsibles, demasiada anécdota sin fuerza que es obligado incluir. Y además el espectador suele conocer de antemano bastantes cosas. Un esquema típico: Un joven es muy estudioso, al llegar a adulto gana una cátedra, a la vejez le dan el Premio Nobel y finalmente muere rodeado del cariño de sus nietos. Vale, me alegro por él... pero ¿a mi que?. Entiendo que su familia lo venere y que sus colegas lo respeten. Pero que el público pague una entrada y ceda dos horas de su precioso tiempo es harina de otro costal.

Creo que en estos casos es mucho mejor conformarse con hacer un buen documental, si de lo que se trata es de divulgar. Pero no embarcarse en un largometraje salvo que nos aseguremos de que, además de llenar una laguna en la cultura del espectador, vamos a aportarle tensión, emoción, incertidumbre... En el caso concreto de Martín i Soler creo que tiene mucho más sentido la edición crítica de sus partituras que ha impulsado el Institut Valencià de la Música. Tambien seria una buena idea la edición integral de sus óperas. Con gusto compraria la caja de CDs. Y por supuesto veria el documental que no se ha hecho para hacer esta película.

El problema es que la administración valenciana lleva unos años volcándose en la producción de grandes - y carísimas - peliculas biográficas (y amenazan con más) y dejando algo de calderilla para otros proyectos menos "emblemáticos", pero más personales. Por las razones que llevo expuestas dudo mucho que sea este el camino para ponerle las pilas al cine valenciano.

Cierto que hay un beneficio en todo esto: se crea industria. De acuerdo. Pero... ¿se crea talento? Los realizadores y guionistas valencianos acaban por no trabajar en aquella película que ralmente desearían hacer, la peli que "les pide el cuerpo". En lugar de apoyarse en sus propias pasiones, intereses, curiosidades... elaboran los proyectos intentando adivinar qué tema le caerá en gracia al mandamás de turno, a ver si cae una subvención jugosa y podemos realizar el proyecto. Si esto se generaliza vamos a coger un mal vicio colectivo que nos va a costar mucho corregir después. Al final, la alternativa para el que quiera hacer cine normal para un publico normal será hacer las maletas.

Como las hizo por cierto Martín i Soler. Y practicamente todos los valencianos ilustres a los que años después se les dedica la película biográfica de turno. Ése si seria un tema fascinante para un thriller: ¿por que cualquier valenciano que de verdad quiere hacer algo acaba emigrando? Encargue una pelicula sobre esto, Sr. Camps.

P.D. Horas despues de escribir este artículo encuentro en Youtube un fragmento de la película. Juzguen ustedes mismos.


miércoles, 13 de febrero de 2008

Una magnífica obsesión

Aunque llevo años usando Internet como fuente de documentación no dejo de admirarme de las sorpresa que nos guardan los enlaces. Cuántas veces, buscando información sobre un tema interesante, la casualidad me lleva a otro tema aún más curioso. Esta tarde me ha pasado otra vez. Buscaba información sobre la genial pareja que formaron, en los platós y en casa, el director John Cassavetes y la actriz Gena Rowlands cuando me encontré con un tal Jerry Harvey.


Jerry Harvey es -era, mejor dicho - el tipo de la foto. Y es el protagonista del documental Z Channel, a magnificent obsession, dirigido en 2004 por Xan Cassavetes, hija de John y Gena. Jerry fué un tipo temperamental. Cuenta la leyenda que un dia su primera esposa se despertó con sus gritos. Jerry, enfadado por la mala programación que ofrecia Z Channel, insultaba al televisor. Como ella era de carácter más tranquilo -y además queria dormir - le sugirió que en lugar de amenazar al pobre aparato le escribiese una carta de queja a la cadena. Así lo hizo y a los pocos dias recibió una carta en la que junto con la disculpa del canal le ofrecian un puesto de programador. Como en los cuentos de hadas, vamos...

Sea o no cierta esta anécdota, lo que está probado es que Jerry Harvey convirtió a la cadena de television por cable Z Channel de Los Ángeles en una cadena de culto. En aquellos años sin video ni DVD, ni emule, no habia otra manera de ver cine que ir al cine. Y conformarse con lo que diese de si la cartelera. Pero Jerry consiguió el suficiente margen de maniobra para ofrecer a traves del cable títulos tan dificiles de ver en USA como Los 400 golpes de Truffaut o 8 1/2 de Fellini. Y por supuesto sin olvidarse de los jóvenes valores del cine americano de la época. Además fué pionero en implantar conceptos que aún hoy los ejecutivos no acaban de asimilar: el respeto a los formatos, la emisión sin cortes publicitarios o el montaje del director con su minutaje íntegro.

Los cineastas estaban encantados con Jerry. Gracias a él sus obras se respetaban y difundian. Michael Cimino se convirtió en uno de sus mejores amigos y padrino de boda. También lo apreciaba mucho Sam Peckimpah (quien tuvo la desafortunada idea de regalarle una pistola). Las nuevas generaciones (Altman, Jarmush, Tarantino...) reconocen la inmensa deuda con el papel que Z Channel jugó en su formación como cineastas.

Lo bueno suele durar poco y los directivos de Z Channel empezaron a encontrar más rentable revender sus tiempos de antena para retransmisiones deportivas. Jerry Harvey se opuso frontalmente y acabó fuera de la empresa y completamente deprimido.

Harvey no tenia una personalidad fácil, marcado por sus antecedentes familiares. Su padre fué un juez que presumia de haber enviado a mucha gente a la silla electrica y dos de sus hermanas se suicidaron. Un mal dia Jerry resolvió una pelea doméstica usando la pistola que le habia regalado Peckinpah: mató a su segunda esposa y luego se suicidó. Fue el 9 de mayo de 1988.

La de Jerry Harvey es una de las historias menos conocidas, al menos fuera de los circulos más cinéfilos, pero más apasionantes que ha dado el mundo del espectáculo. De él queda el recuerdo que dejó en la juventud de muchos cineastas hoy consagrados y el documental de Xan Cassavetes. Y me sorprende que Jerry Harvey no haya tenido su biopic, como lo tuvo Lenny Bruce, otro genio atormentado. Material dramático y humano no faltan en su historia