Para explicar mejor lo que me ronda por la cabeza, me gustaria explicar un par de viejas historias sobre propiedad intelectual y herencias. La primera la del compositor francés Maurice Ravel.

Maurice Ravel fué autor, entre otras muchas obras, del archifamoso Bolero, compuesto en 1928. El Bolero de Ravel ocupó hasta 1993 el nº 1 en el ranking de la SACEM, el equivalente francés de la SGAE. Y todavia sigue generando unos royalties altísimos.
Pues bien, ni una sola persona apellidada Ravel ve hoy un sólo euro de esta fortuna. A la muerte del compositor quedó como heredero universal su hermano Édouard, quien prometió que, a su muerte, el 80% de los ingresos se donarian a la ciudad de Paris. Con este dinero se instituiria un premio para compositores, una especie de Nobel de la Musica. Los demás familiares estuvieron de acuerdo con esta propuesta.
Desgraciadamente, Édouard Ravel sufrió, veinte años después de la muerte de Maurice, un grave accidente de tráfico que le dejó graves secuelas. Para atenderle contrató los servicios como enfermera de Jeanne Taverne. El marido de esta, Alexandre, antiguo minero y barbero, pasó a ejercer como chófer de la familia Ravel.
Poco antes de morir Édouard Ravel cambia su testamento y concede todos los derechos del Bolero al matrimonio Taverne. En el pleito con los otros familiares, los Taverne se asocian con un avispado abogado y dirigente de la SACEM, Jean-Jaques Lemoine. El tándem Taverne-Lemoine, gana el pleito y además consiguen del estado francés la ampliación de la vigencia de los derechos... para no alargarme demasiado: los derechos del Bolero de Ravel los gestiona hoy una sociedad con sede en las Islas Vírgenes, participada por el tal Lemoine y la hija de los Taverne, Georgette.
En resumen, cualquier dinero que paguemos por adquirir un CD del Bolero de Ravel, irá a los bolsillos - y en un paraiso fiscal- de una gente que ni siquiera conoció en persona al compositor. Veamos ahora el caso Verdi.

Giuseppe Verdi dejó también una considerable fortuna de la que fué beneficiaria su prima Maria. Pero Verdi desgajó del montante principal una gran cantidad de pequeños legados para obras de beneficencia. Y además otorgó sumas considerables para la época a todos sus sirvientes y a muchos campesinos pobres de su pueblo natal. El testamento puede consultarse en castellano. Su lectura, no muy larga, vale la pena.
Pero lo más significativo de esta herencia es que su prima Maria sólo recibe el dinero existente en ese momento, lo que hay "en caja". Pero la explotacion de los derechos, es decir los ingresos futuros, tienen otro destino: la Casa de los Músicos de Milán.
Giuseppe Verdi mandó contruir este magnífico edificio en cuya capilla está enterrado. En la Casa de los Músicos de Milán viven hoy instrumentistas, cantantes, empleados de la Scala... todos ellos artistas jubilados con pocos recursos. El ambiente no es por tanto el de otro asilo más. Es mucho menos triste. Mejor dicho: nada triste. En Youtube he encontrado el fragmento de un reportaje de 1941.
Verdi siempre dijo que la obra suya de la que se sentia más orgulloso era esta Casa dei Musicisti. Pero no entendía esta fundación como una obra de beneficiencia. Verdi siempre consideró que él nunca habria sido nadie sólo con sus partituras. Si se convirtió en un mito fué gracias a tantos músicos, cantantes, tramoyistas o taquilleras como colaboraron con él. Tan sólo les estaba devolviendo su parte, justamente ganada.
¡Que paradoja!. En el caso Ravel, unos buitres han conseguido una ampliacion de la vigencia de derechos. En el caso Verdi si éstos no hubiesen caducado ya, esta admirable fundación, refugio de músicos viejos y pobres, seria la mas rica de Italia.
Así que Canon Digital si, pero no para ampliar las piscinas de las casas que ya tienen en Miami los artistas de éxito. Por eso no voy a enarbolar ninguna pancarta. Tengo otros problemas más acuciantes. Pero sí firmaria porque este Canon sirviese, por ejemplo, para mejorar las jubilaciones de los muchos creadores que, en oficios tan precarios como el nuestro, lo van a tener dificil para completar los años mínimos de cotización. ¿Ravel o Verdi? ¿Qué modelo os gusta más?