sábado, 16 de febrero de 2008

Martini il valenciano: los problemas del cine biográfico


Hace unos dias se estrenó en una gala especial, o sea llena de autoridades en precampaña, la película Martini il valenciano. Hace un par de noches se emitió en prime time en Canal 9. Martini il Valenciano cuenta la vida de Vicent Martí i Soler, un músico nacido en Valencia en el S. XVIII, pero que desarrolló toda su carrera entre Viena y San Petersburgo.

Martini fué - y sigue siendo - un desconocido en Valencia. Pero su obra fué muy apreciada, además de por el público europeo, por los grandes músicos de la época, como el que fué buen amigo suyo Mozart. La película pretende poner fin a ese olvido y reivindicar la figura de un paisano ilustre.

Pero el público valenciano no parece etusiasmado. En el estreno en sala (y pese a la claque que sigue al Presidente Camps a todas partes) la acogida fué bastante fria. Y en el posterior pase en Canal 9 la audiencia apenas remontó el 7%. ¿Somos insensibles a nuestras glorias locales? En absoluto, los valencianos somos muy dados al culto a la personalidad. Y más tratándose de un músico, porque en Valencia ha pasado más gente por el Conservatorio que vascos por el Seminario, que ya es decir. Yo creo que el problema, más allá de los aciertos o errores de este film en concreto, está en otra parte.

En una master-class del guionista Jorge Goldenberg a la que asistí hace unos meses, cuando debatíamos cuales son los elementos que permiten armar una historia y unos personajes con fuerza, Jorge nos invitó a meditar esta cuestión: ¿Por que entre las grandes obras del cine no hay ni una sola película biográfica? Y es cierto, como mucho hay peliculas de factura correcta, incluso de visión agradable. Pero nunca gran cine.

La pelicula biográfica, especialmente cuando lo que ha puesto en marcha el proyecto es un afan reivindicativo, identitario o simplemente chauvinista suele acabar en fiasco. La "oportunidad política" no es suficiente para imponerse sobre una consideración de sentido común: La relevancia artistica, científica o cívica de un personaje no es directamente canjeable por puntos de atractivo dramático.

Voy a poner un ejemplo: Cuando Alfred Nobel inventó la dinamita salvó la vida de muchisimos trabajadores de obras públicas que hasta entonces morian a puñados manipulando nitroglicerina. La nitroglicerina era tan sensible a una pequeña sacudida que casi bastaba toser con fuerza cerca de ella para provocar una explosión. Si a eso añadimos la labor posterior de la Fundación Nobel... es indudable que el químico sueco ha sido una figura de importancia mundial. Pero su vida fué una de las mas aburridas que podamos imaginar.

En cambio la peripecia de dos pobres diablos que reciben el encargo de transportar una carga de nitroglicerina en su renqueante camión, a traves de unas retorcidas carreteras de montaña nos deja clavados frente a la pantalla. Este es el argumento de El salario del miedo de G. Clouzot. Desde las primeras secuencias hasta el final aguantamos con el culo apretado temiéndonos la gran explosión. Las dos historias parten de la relación hombre-explosivo. Pero una es una historia interesantísma y la otra un tostón.

Películas en las que gente insignificante vive peripecias cotidianas pueden resultar fascinantes si la construcción dramática es habilidosa. Pero la pelicula biográfica al uso tiene que pagar demasiados peajes que no sólo no ayudan sino que dificultan esta armazón narrativa. Hay demasiados elementos lineales y previsibles, demasiada anécdota sin fuerza que es obligado incluir. Y además el espectador suele conocer de antemano bastantes cosas. Un esquema típico: Un joven es muy estudioso, al llegar a adulto gana una cátedra, a la vejez le dan el Premio Nobel y finalmente muere rodeado del cariño de sus nietos. Vale, me alegro por él... pero ¿a mi que?. Entiendo que su familia lo venere y que sus colegas lo respeten. Pero que el público pague una entrada y ceda dos horas de su precioso tiempo es harina de otro costal.

Creo que en estos casos es mucho mejor conformarse con hacer un buen documental, si de lo que se trata es de divulgar. Pero no embarcarse en un largometraje salvo que nos aseguremos de que, además de llenar una laguna en la cultura del espectador, vamos a aportarle tensión, emoción, incertidumbre... En el caso concreto de Martín i Soler creo que tiene mucho más sentido la edición crítica de sus partituras que ha impulsado el Institut Valencià de la Música. Tambien seria una buena idea la edición integral de sus óperas. Con gusto compraria la caja de CDs. Y por supuesto veria el documental que no se ha hecho para hacer esta película.

El problema es que la administración valenciana lleva unos años volcándose en la producción de grandes - y carísimas - peliculas biográficas (y amenazan con más) y dejando algo de calderilla para otros proyectos menos "emblemáticos", pero más personales. Por las razones que llevo expuestas dudo mucho que sea este el camino para ponerle las pilas al cine valenciano.

Cierto que hay un beneficio en todo esto: se crea industria. De acuerdo. Pero... ¿se crea talento? Los realizadores y guionistas valencianos acaban por no trabajar en aquella película que ralmente desearían hacer, la peli que "les pide el cuerpo". En lugar de apoyarse en sus propias pasiones, intereses, curiosidades... elaboran los proyectos intentando adivinar qué tema le caerá en gracia al mandamás de turno, a ver si cae una subvención jugosa y podemos realizar el proyecto. Si esto se generaliza vamos a coger un mal vicio colectivo que nos va a costar mucho corregir después. Al final, la alternativa para el que quiera hacer cine normal para un publico normal será hacer las maletas.

Como las hizo por cierto Martín i Soler. Y practicamente todos los valencianos ilustres a los que años después se les dedica la película biográfica de turno. Ése si seria un tema fascinante para un thriller: ¿por que cualquier valenciano que de verdad quiere hacer algo acaba emigrando? Encargue una pelicula sobre esto, Sr. Camps.

P.D. Horas despues de escribir este artículo encuentro en Youtube un fragmento de la película. Juzguen ustedes mismos.


3 comentarios:

Esquizofrénico dijo...

Estoy en total desacuerdo con esta frase: "¿Por que entre las grandes obras del cine no hay ni una sola película biográfica?"

Y la razón por la que no estoy de acuerdo con ella son dos palabras: CIUDADANO KANE.

Por lo demás muy interesante su página.

Paco Lopez Barrio dijo...

No creo que Ciudadano Kane sea una pelicula biografica. Esta inspirada en un personaje real, cierto, pero ni siquiera utiiliza su nombre (W.R. Hearst). Significativo ¿no?. Creo que Ciudadano Kene tiene otra intención que no es la de darnos a conocer las peripecias vitales de este personaje. Con mayores razones podriamos considerar biegráficas el Julio Cesar de Mankiewicz o la Juana de Arco de Dreyer, pero tampoco creo que lo sean. Son, como Ciudadano Kane, mucho más.

Anónimo dijo...

"fue" va sin tilde, por favor... Desde 1959, es decir, ha habido tiempo de sobra para acostumbrarse a escribirlo bien.