martes, 24 de noviembre de 2009

Lotte Reiniger: La encantadora de sombras

Hacia muchos, muchos años que no habia visto cine de animación. Tampoco fui nunca muy aficionado al género. Preferia, de lejos, las peliculas de aventuras. Recuerdo, eso si, haber visto en su estreno la versión de El Libro de la Selva, de Disney, a finales de los sesenta. Y poco más. La cosa cambió al nacer mi hija, hace ocho años. Me vi metido en un master acelerado que me obligó a ver, con cuarenta y tantos años, la producción completa de Disney. Me convertí también en un experto en Teletubbies. Lo mejor de todo que descubrí el trabajo de la gente de Pixar (Toy Story me pasó desapercibida en su momento pero a partir de Monstruos S.A. estuve pendiente de cada uno de sus estrenos). He disfrutado mucho con Ratatouille y UP. Considero Wall-E una obra maestra absoluta, no sólo de la animación, sino del Cine en general. Y ya tenemos reservada fecha para ir a ver Planet 51.

Hace algunos dias andaba por Youtube y la Wikipedia, rastreando algunos temas del cine alemán de entreguerras. Ahi me encontré con Lotte Reiniger, que fue una gran pionera del cine de animación europeo. Pero, dentro de la animación, Reiniger representa una peculiaridad que la hace casi única: trabajaba sus personajes recortando en cartulina sus siluetas articuladas. Veamos algo de su trabajo (una muestra tardia, realizada ya en los 50 en Inglaterra y en color)



Por supuesto no tiene el colorido de Buscando a Nemo, no tiene la precisión con la que un parque de superordenadores hace mover cada pelo del bigote de Ratatouille. No será facil que los chavales de ahora lleguen a apreciarla. Por sistema rechazan todo los que les llegue en blanco y negro (la mayoria de los films de Reiniger son en blanco y negro). Vista desde nuestra época, la narración en off puede resultar cargante y la música de fondo sosa. Y la trama tremendamente ingenua, sin los grandes giros de guión de las producciones actuales. Nuestro sentido del espectáculo es ya otro.

Y sin embargo qué encanto se desprende de esta pequeña joya. Los personajes, a pesar del método empleado para animarlos, tienen una elegancia de movimientos digna de la mejor época del Disney clásico (¡con qué gracia se sentaba Blancanieves junto al pozo!). Con estas películas pasa como con los viejos juguetes que uno mismo se fabricó (no habia coche teledirigido mejor que una caja de zapatos atada a un cordel).

Lotte Reiniger nació en Berlín en 1899. Era una gran admiradora de Georges Meliès y Paul Wegener y se interesó dese muy joven por el cine de animación. Sus padres consintieron a regañadientes en dejarla estudiar en la escuela de teatro de Max Reinhardt, en donde tambien trabajaba Wegener. Pronto destacó y empezó a trabajar en el laboratorio del Instituto de Innovaciones Culturales alemán. Allí conoció a Carl Koch, su marido y colaborador desde entonces. Desde sus primeras películas, Reiniger tuvo la colaboración de grandes artistas como los músicos Kurt Weill y Paul Hindemith. De su trayectoria hay un buen resumen en el capitulo correspondiente de la Wikipedia. A él me remito.

Quiero destacar, sin embargo, la peripecia de Reiniger y Koch a partir de la llegada de Hitler al poder. El matrimonio intentó establecerse fuera de Alemania. Pero de 1930 al 1939 tuvieron que ir mudándose de ciudad en ciudad a medida que los visados iban expirando, sin conseguir una residencia definitiva. Al estallar la II Guerra Mundial no tuvieron otro remedio que volver a Berlin, en donde ya pasaron los años del conflicto. Aún asi, dando tumbos, llegaron a producir 12 películas.

En 1949, la pareja se establece definitivamente en Londres, en donde fundan la productora Primrose y reciben numerosos encargos de la BBC (¿alguien se pregunta aún para qué sirve una TV pública?). Koch murió en 1961, pero Lotte Reiniger siguió trabajando hasta poco antes de su muerte, en 1981, con 82 años.

Hace algún tiempo, la 2 emitió un documental en el que aún podemos ver a Lotte Reiniger trabajando. A su edad otras abuelitas cuentan cuentos. Lotte Reiniger seguia creándolos con sus manos.



Como os decia al principio, en unos dias iré a ver Planet 51. Y espero impaciente el próximo estreno de Pixar. Pero ojalá que estas maravillas de la animación actual no nos hagan olvidar la labor de pioneros como Lotte Reiniger.

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