martes, 28 de octubre de 2008
Sobre Halloween, calabazas, espectros y el Tenorio
Mi hija lo tiene claro: Mamá ha comprado unas flores porque como el sábado es Halloween iremos al cementerio a ponerselas a los abuelos. O sea, una empanada monumental lleva la pobrecilla. Sólo tiene 7 años e intento racionarle las sesiones de Disney Channel. Pero es que el enemigo está más adentro de lo que parece. La llevo a un cole de la progresia cultural. Pues tampoco allí está a salvo...
Leo en un post reciente de un colega (disculpa, amigo, no tengo a mano la referencia para citarte) que quizá una de las razones para este exito arrollador del Halloween sea el escaso contrapeso que podemos oponer. Y dice que en en estas fechas sólo hemos tenido la tradición de representar D. Juan Tenorio.
No sé... recuerdo cuando era pequeño que el equipo de Estudio 1 preparaba un Tenorio cada año. Por allí pasaron la flor y nata de los actores españoles. Hoy en dia un Tenorio tal cual, de capa y espada, resultaria casposo. Pero... y si le echasemos un poco de imaginación? Podria ser divertidísmo intentar hacer versiones: Tenorio Rapero, Tenorio y cibersexo, Tenorio y crisis financiera... Si gente como Santiago Segura o Buenafuente se ponen a ello puede ser estupendo.
Pero creo que ha habido mucho más que Tenorio. Una de las primeras lecturas que me impresionaron fué "El monte de las ánimas" de Gustavo Adolfo Becquer, una de sus leyendas más populares. Creo que en la cultura europea - o simplemente en el carácter humano- hay un poso muy considerable que nos predispone a las "historias de miedo". Cualquiera de nosotros ha vivido en noches de acampada la típica sesión de contarlas. Y, otro recuerdo de la tele de mi infancia, pocos productos hemos tenido tan dignos como aquellas "Historias para no dormir" de Chicho Ibañez Serrador.
O sea, que tenemos en Todos los Santos, la noche de difuntos, elementos más que suficientes para construir historias con un tremendo gancho para el público. Si las cadenas apostasen por ello en lugar de tanta serie de adolescentes yanquis pidiendo caramelos por las casas disfrazados de bruja... mmmmm... escalofrios me dan de pensarlo.
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