lunes, 14 de septiembre de 2009

Los 400 golpes, cincuenta años y un casting



Este año se han cumplido los cincuenta años del estreno de Los 400 golpes, de François Truffaut, considerada la película fundacional de la Nouvelle Vague. Debo confesar que, a dia de hoy, me suelo aburrir con Goddard o con Agnès Varda. La fascinación orginal ha desaparecido con los años. Pero con Truffaut no me sucede esto: continuo encontrando sus películas llenas de frescura, de ironia, de encanto... Los 400 golpes no fue su primera película, pero si la que le consagró como cineasta.

La vida de Truffaut fue bastante agitada: de niño estuvo en un correccional por pequeños hurtos y, más tarde, pasó un tiempo en la cárcel condenado por desertor. Así que no es de extrañar que su primer héroe de ficción fuese Antoine Doinel, un adolescente conflictivo como el mismo Truffaut. Mi amigo Manolo, psicólogo que suele actuar como perito de la Justicia en asuntos de familia, me dijo en cierta ocasión que todo trabajador social deberia ver esta película. Creo que tiene toda la razón. Es difícil encontrar un retrato más punzante de la soledad de un chaval.

El personaje de Doinel se mantuvo vivo durante veinte años, en tres películas más, intrepretado siempre por el actor Jean Pierre Léaud. En Los 400 golpes, Léaud, hijo de una actriz de segunda fila, tiene solo 14 años y ya ha hecho algunos pinitos como actor de reparto. Léaud, aunque tiene una extensa filmografia, no hizo una gran carrera como actor fuera de sus trabajos con Truffaut. Y ninguno, para mi gusto, a la altura de lo que fue ése milagro llamado Los 400 golpes.

Trasteando por el Youtube me encuentro con este tesoro: un rollo del casting que se realizó para la película. En él aparecen el mismo Léaud y Patrick Auffay, quien finalmente se quedaria con el papel del amigo de Antoine Doinel. Vale la pena verlo y comprobar el desparpajo con el que se expresaba el chaval. Aún no se sabia que Los 400 golpes acabaria siendo una obra maestra, pero, viendo este casting cincuenta años después, es evidente que el protagonista prometia.

1 comentario:

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Un placer leer tus posts. Se echan de menos.

Un abrazo.